Como ya es costumbre y de la mano de Hugo Viglietti, repasamos la actividad de los tres deportes que representan a Uruguay en las Universíadas de Gwangju, Corea del Sur.
Nuevamente en el Nambu University International Aquatics Center se llevaron a cabo las competencias de natación ya cercanas a su finalización. En efecto mañana será el último día de finales y el sábado se cierra con una competencia en aguas abiertas. Así pues nuestros nadadores culminaron hoy sus participaciones.
La primera en competir fue Carolina Di Lorenzi en 50 metros pecho. Puso 36” 25 lo cual estuvo dentro de sus posibilidades. Luego fue el turno de Enzo Martínez en la prueba de 50 metros libre. Puso 23” 68 quedando a un segundo de su mejor tiempo. Cerró Carolina Cazot en 50 libre, con un tiempo de 28” 77, también a un segundo de su mejor marca.
El entrenador Emiliano Piaggio, joven y activo profesional que estuvo permanentemente junto a los nadadores, resaltó el esfuerzo y las ganas de nuestros muchachos y explicó que ninguno de los tres llegó en su mejor momento de preparación respecto al entrenamiento, a lo que se sumó el cuadro febril que presentaron en los primeros días ambas Carolinas. Igualmente valoró de manera muy positiva esta experiencia por varias razones. En lo deportivo por lo que se aprende viendo y compitiendo con figuras que luego participarán en los próximos JJOO y/o que vienen de competir en los anteriores. En lo humano consideró espectacular lo vivido en la Villa Olímpica, la interacción con atletas de otras nacionalidades y sobre todo la fantástica integración con los equipos de handball y fútbol de nuestra delegación. Podemos dar fe de este punto recordando los gritos de Emiliano y el aliento de las chicas y Enzo en el partido de fútbol de nuestra selección en la tarde de hoy.
Por el lado del handball, las chicas tuvieron una más que digna actuación frente a su similar de China. Las Celestes salieron a la cancha con el objetivo de ganar el partido y jugaron con toda la fuerza, dejando la vida en cada defensa y en cada pelota. El primer tiempo fue parejo y terminó con ventaja roja en cifras de 11 a 8. En el segundo tiempo, nuestras deportistas continuaron poniendo todo su esfuerzo pero entró a pesar una diferencia de estado físico a favor de China. Finalmente el partido terminó en derrota para Uruguay por 28 a 20, viéndose a varias de nuestras jugadoras con lágrimas en los ojos por la angustia de no haber podido revertir el tanteador. Igualmente la sensación posterior del plantel muy bien liderado por su entrenadora Carolina Rial, fue de serena satisfacción y orgullo por haber dado el máximo y sentir que estuvieron cerca de un mejor resultado. La figura destacada fue Sofía Ramos con un aporte encomiable sobretodo en defensa.
A la misma hora pero a 90 kilómetros de distancia, Uruguay salía a la cancha en el Jeongeup Stadium con capacidad para 15.000 personas y con mucha gente en las gradas, obviamente para alentar al local. Uruguay de celeste repitió alineación con: con Juan Pablo Marsicano; Gastón Suárez, Fabián Guerrero, Rodrigo Espinosa y Guillermo Garella en defensa; Nicolás Da Costa, Federico Púa, Rodrigo Turnes e Ignacio Christophersen por el medio, y Martín Monroy junto a Ignacio D’Ávila como hombres de punta.
El referee Aleksei Eskov de nacionalidad rusa, estaría secundado por líneas coreanos. Los Celestes comenzaron el encuentro muy concentrados. Dientes apretados y marca fuerte pero leal por ambos bandos. De entrada Corea planteó el partido con sus características clásicas, velocidad y potencia. Uruguay pareció aceptar el envite y respondió también con velocidad y fuerza. Sobre los 20 minutos el partido era de vértigo pero sin riesgos para ninguno de los dos arqueros. Cada jugador celeste que paraba una pelota tenía inmediatamente tres coreanos arriba y en ese esquema, la jugada más vistosa de esos primeros minutos la protagonizó Nacho Chistophersen quien con un quiebre de cintura, un par de amagues y una media vuelta eludió a tres marcadores y lanzó a Monroy en una jugada de riego que solventó un defensa coreano enviando al córner.
Promediando el primer tiempo el juego fue ganando en profundidad por parte de los dos equipos. Un disparo rasante de un coreano cruzó nuestra área chica, con peligro pero sin consecuencias. En la recarga, en un ataque celeste producto de la fuerza que ponían nuestros jugadores, un defensa coreano pifió en un despeje y la pelota derivó hacia Monroy muy bien posicionado de cara al gol y con el golero superado. Desafortunadamente su remate salió apenas desviado.
Y llegamos al minuto 28, momento fatídico en que ante un ataque coreano, un rechazo de nuestra defensa sale hacia la posición de un delantero coreano que saca un formidable disparo ante el que nada pudo hacer nuestro golero. En un partido que estaba para cualquiera de los dos, la apertura del marcador correspondió a quien tuvo mayor puntería en la definición. El resto del primer tiempo mostró el mejor momento coreano con un despliegue de pases precisos en velocidad que hizo sufrir a Uruguay.
Para el comienzo del segundo tiempo Daniel Sánchez movió el banco, cambiando la pareja de delanteros haciendo entrar a Javier Tais y Martín Oyenard y retrasando a Nacho Dávila. Una vez más los cambios parecieron dar resultado y Uruguay se mostró superior en los primeros 15 minutos. Turnes y los dos ingresados elaboraron una muy buena jugada por izquierda que casi se traduce en el empate. Minutos más tarde una excelente combinación entre Oyenard y Tais, llevó nuevamente peligro sobre el arco coreano, siendo su golero quien tapó un disparo de Marto. Minutos más tarde fueron un par de llegadas aéreas que nos hicieron vibrar con la posibilidad del empate, Dávila primero y Púa luego.
Y como todos sabemos el fútbol tiene sus caprichos. Uruguay con dientes apretados y muy buena marca, pero también con creación de juego, presionaba por el empate y se había adueñado del partido. Corea respondía pero sin la fuerza ni la consistencia de la primera etapa. Hasta que en el minuto 69, en una jugada aislada, un centro hacia nuestro arco, un coreano y Dávila pelean la posición, el coreano cae y el Juez cobra penal. Desde la tribuna donde estábamos ciertamente no se apreció falta. Los jugadores celestes, que han tenido una actuación de conducta impecable todos los partidos, protestaron masivamente ganándose dos amarillas y en definitiva el centro delantero coreano puso el 2 a 0.
A partir de allí el partido se desdibujó en lo técnico. Uruguay sintió el impacto y perdió la pelota. Nuestro DT intentó reacomodar las líneas y mandó a la cancha a Sasiaín y Courtoisie. Los 20 minutos finales mostraron a nuestros jugadores vendiendo cara la derrota. Corea con todo a su favor movía la pelota de manera inteligente pero básicamente se defendía. Uruguay con mucho compromiso adelantaba como podía las líneas. Todo el equipo puso el alma y el corazón en cada pelota, siendo el abanderado Federico Púa con un despliegue que conmovía. En los descuentos con todo Uruguay lanzado en busca de descontar, un contragolpe coreano puso un mentiroso 3 a 0 con que instantes después terminó el partido.
Finalizado el encuentro, los Celestes, agotados y muchos de ellos lagrimeando, dieron un ejemplo de deportividad saludando con hidalguía al equipo coreano. En definitiva más allá del exagerado resultado final, Corea que ha ganado todos sus partidos hasta el momento, es un excelente equipo que se mostró superior y ganó en forma justa. La amabilidad natural y las costumbres de este pueblo que nos ha recibido tan bien, nos mostró una curiosa escena final en que todos los jugadores coreanos, luego de saludarse con los Celestes y de saludar a su público, fueron hasta el banco de Uruguay y juntos con una inclinación de cabeza saludaron a nuestro Director Técnico.
En la otra llave, Brasil derrotó a Sudáfrica y pasó a las semifinales donde deberá eliminarse con Corea. Por nuestro lado ahora la intención es obtener el 5º puesto por el cual nos enfrentaremos en dos días a Sudáfrica. Quizás la forma más apropiada de terminar la crónica de hoy sea citando a José Saramago: “La derrota tiene algo positivo: nunca es definitiva. En cambio la victoria tiene algo negativo: nunca es definitiva”.