Un día como el de hoy, pero de 1985, Uruguay se subía por segunda vez en su historia al podio de una Universíada, para colgarse la medalla de plata.
A 35 años de la gesta, revivimos la actuación de Uruguay en la Universíada de Kobe, Japón, en el relato de Rogelio “Coco” Ramírez, protagonista y autor de goles inolvidables.
Medalla de plata
En todas mis decisiones, la prioridad siempre la tuvo la Liga, y ésta no fue la excepción. Antes de que arreglara contrato con Rampla Jrs., ya sabía que me iban a citar para la pre-selección Universitaria que practicaba para la Universíada Kobe´85. Arreglé con la autorización de que justo en el receso pudiese ir a Kobe. El tema es que antes del receso al terminar el campeonato Competencia en que salimos segundos, me transfieren a Defensor. Por suerte pude mantener ese acuerdo. Lo que supe a mi llegada a Japón, es que me mandaron un “telex” de España, el Sr. Torcal, empresario reconocido, para enrolarme en Celta de Vigo, equipo de 1era división, pero ya habíamos salido para Kobe y era imposible hacerlo. Por algo, no me salía el pase.
Con Ricardo Faccio como técnico y el profesor Torres de Preparador físico, armaron el plantel para participar en esa Universíada. Además de los mejores jugadores de toda las divisionales, se sumaban algunos jugadores profesionales, que alternaban en la Liga, incluidos tres que habíamos jugado y ganado la medalla de Plata en México `79 Armando Castaingdebat, Álvaro Garayalde y yo.
Dos días antes de partir para Japón, nos dan la lista final y se nos plantea el 1er inconveniente: viajan 16 en vez de 17 jugadores y no va el médico que nos acompañó toda la preparación. En una reunión relámpago del plantel, resolvemos que el jugador 17, viaja con una colecta de todos y el Dr. Vanrell lo hace pagándose el pasaje, el arreglo fue que la Liga se hiciera cargo de las estadías, comidas y todo lo extra que hubiera, cosa que así sucedió. Primer inconveniente solucionado.
Viajamos, llegamos y nos ubicaron en un edificio de la Villa en un tercer y cuarto piso por escalera. Enfrente, en otro edificio, estaba la delegación de Corea del Norte, nuestro primer rival. Ellos salían a entrenar a las 7 de la mañana, con estilo y formación militar, cosa que nos llamaba la atención y daba para chistes y comentarios. Llega nuestro debut, los dos ómnibus de lujo, estaban uno al lado del otro, nos acomodamos y miramos al de al lado… eran los coreanos formados, derechitos y serios, al verlos, nos salió “la uruguaya”, le cantábamos, hacíamos gestos, y ellos seguían formados, derechitos y serios.
Empieza el partido, a los 10 minutos queríamos que terminara, nos pintaron la cara, no los veíamos, no los podíamos parar, ni siquiera agarrarlos. Perdimos sólo 2 a 0 gracias a nuestra defensa y a Carlitos Maynard que se atajó todo. Fue la vergüenza más grande que pasamos. Lo peor es que a la vuelta, los dos ómnibus estaban parados igual, uno al lado del otro, pegados. Subimos, los miramos, pero ellos seguían derechitos, duros y serios como siempre, por suerte.
Faccio no nos dijo nada, se quedó callado toda la vuelta, al bajar, lo único que nos dice es que tenemos práctica en la noche siguiente. Llega la práctica, nos juntamos en planta baja del edificio y salimos trotando sin rumbo por la Villa. Al llegar a una plaza, no habilitada aún, porque el fútbol empezaba unos días antes y no habían llegado varias delegaciones de países todavía, paramos a estirar. Sin prólogo alguno, Faccio nos dice, con voz clara y alta “¿¿Ustedes se piensan que cruzamos el mundo, hicimos miles de kilómetros para jugar dos partidos y volvernos?? ¡¡Están muy equivocados!!“. Nos pasó un café negro y espeso, con gran altura y poder de convencimiento. Duró cerca de una hora., fue tan claro y real todo lo que nos dijo, que cuando volvimos caminando del “entrenamiento” que consistió de una “entrada en calor” en todo sentido, nos miramos entre nosotros y asumimos… cada uno procesó ese “entrenamiento”.
Jugamos nuestro segundo partido contra Alemania y ganamos 2 a 0 con un juego seguro y efectivo, habíamos aprendido la lección. Clasificamos para los octavos, nos enfrentamos con Corea del Sur, pre-selección olímpica para Los Ángeles´86. A esa altura, aparece que Corea del Norte y China, eran las selecciones nacionales, algo muy común en los países asiáticos que compiten con selecciones olímpicas o nacionales. Iba a ser nuestro tercer partido con menos de 24 hs entre cada uno. Si bien estábamos con muy buen entrenamiento, el calor que llegaba a los 40 grados y canchas de pasto alto con base de arena, nos comían piernas como loco, a pesar de que Faccio, rotaba en lo posible el plantel. Pedimos que los directivos plantearan, que no hubiera alargue y que se definiera en caso de empate por penales directo. Lo iban a hacer.
Empezamos perdiendo, tenemos un penal a favor que erramos, pero lo increíble, es que veías al equipo y empiezan a aparecer esas miradas, esos gritos con actitud, la respiración fuerte y contenida, la motivación bien de adentro. Sin duda era el momento, estábamos para mucho más, el grupo lo sabía y quería rebelarse, pese a ir perdiendo, pese a haber errado un penal… enseguida al tirar el córner, antes de terminar el 1er tiempo empatamos con gol de Jorge Troncoso.
Me empezaba a cerrar todo, recordé el pase trunco a España, la fuerza del grupo desde la salida de Montevideo, la charla del D.T., las palabras de mi padre en México ´79, cuando me dijo,” Coco los veo que corren y se desdoblan, llegan a todas, trancan y ganan, saltan y ganan, parece que son más de 11 en la cancha ” Era así, éramos los 11 y todos los de afuera que estábamos en la misma sintonía. A los 15 minutos nos hacen el segundo, ahora sí, se nos puede empezar a complicar, estamos cansados, nuestros ataques esporádicos, eran mínimos… pero igual no bajamos los brazos, nos complementamos en el esfuerzo, siempre teníamos a alguien al lado ayudando, hablando, la solidaridad del grupo estaba firme…, hasta que llega un tiro libre cerca del área grande. Nos ponemos los tres de siempre, Garayalde, a colocar, Troncoso para centrear y yo para tirar fuerte. Veo la situación y paso, Alvarito también, cuando Jorge va a empezar a correr, veo que la barrera se abre y deja un palo libre, con el golero en el medio del arco y tapado, no dudo, arranco y le pego, entra justito contra el palo, empatamos.
Hay que aguantar 7 minutos nada más. Termina el partido. Faccio empieza a hacer la lista de los penales, todos tirados, aflojando piernas, dando aire batiendo toallas, hasta que vemos formarse a los coreanos y el juez pitando para seguir. No habían autorizado lo planteado, Faccio estaba tan caliente que nos gritaba, “no jugamos más, nos vamos, salgan” Enseguida reaccionamos y volvemos, Ricardo me agarra y me dice “Coco, jugá de libre, que los centrales vayan sobre los puntas y hagan lo que puedan para llegar a penales que ahí les ganamos seguro”. Eso hicimos, en el alargue, hicieron 12 tiros al arco, nosotros uno, que fue un foul en el medio de la cancha en los descuentos del 2do alargue. Me preparo para tirarlo en el círculo central y viene Carlitos Maynard, me pregunta qué voy a hacer. La voy a meter en el área para ver qué pasa, le contesto. No embromes Coco, perdela atrás del arco, mirá si la agarran y nos hacen un contragolpe, fue su respuesta- Tenía razón la pinché y cayó atrás del estadio. Ahora sí, llegaron los penales, Faccio tuvo razón, ¡¡ganamos!! ¡¡Estábamos en los cuartos de final!!
El diario japonés registra el momento en que el “Coco” con el 9 en la espalda empata 2 a 2 el partido ante Corea del Sur.
Ahora China, selección nacional, con 40 grados de temperatura, menos de 48 hs de recuperación y 120´ arriba. Nada raro, empezamos perdiendo, pero antes de terminar el 1er tiempo empato con tiro de afuera del área, el 2do tiempo en un contragolpe de los 2 que hicimos, hago el doblete de cabeza. Ganamos 2 a 1. Mi Dios, otra vez estábamos en la final, ¡¡otra vez por la Medalla de Oro!!
Cuando llegamos a la Villa, en un escenario de teatro que estaban actuando, nosotros vestidos de jugadores, transpirados, con el bolso y zapatos colgando del cuello, descalzos, de la alegría, nos subimos jugadores, dirigentes, todos al escenario e hicimos un show de carnaval cantado, con la batuta de Juan Carlos Pereira con su capellina, bien a la “uruguaya” terminando con una ovación de aplausos de la gente y los mismos actores. Algo inolvidable para ellos y nosotros. ¡¡Qué no pueden los uruguayos!!
Una revancha, otra vez con Corea del Norte. No estábamos bien, estábamos muy, muy cansados, pero nos esperaba la final. Hicimos lo que pudimos, no desentonamos, perdimos por un gol en contra. Al pitazo final, a Armando, a Álvaro y a mí, se nos vino el fantasma de México ´79, otra vez medalla de plata, otra vez segundos, otra vez perdimos. Todos nos pusimos a llorar de la bronca que teníamos. Perdimos.
Tuvieron que pasar muchos años, hasta que Uruguay en Sudáfrica sale 4to. y vemos todo el festejo y triunfo que fue llegar a ese puesto y me dije, salvando lo que es una cosa y la otra… pero que para la Liga y nosotros es exactamente igual que para los profesionales y la AUF… es lo máximo que nos puede pasar deportivamente, jugamos dos campeonatos del mundo y GANAMOS un 2do puesto. Fuimos Vice Campeones, ¡¡Medalla de Plata dos veces!! ¡¡¡Qué grande la Liga carajo!!!
Como decía Cascarilla Morales, antes de la final de Tokio en febrero del ´81 Nacional-Nottingham Forest. “¡¡La culpa de todo esto, la tienen Nasazzi, Obdulio y sus amigos, que tengamos la responsabilidad de salir campeones o de llegar a una final siempre!!”. Espero que los que vayan a las Universíadas, no lo digan de nosotros.
¿Quién iba a pensar llegar a formar unos grupos de gente tan espectaculares como los que me tocó estar, donde todos los domingos éramos rivales, pero cuando nos pusimos la celeste de la Liga, íbamos a ser tan unidos, solidarios, competitivos y hacer valer una amistad sincera para toda la vida?
Quiero darle a la vida inmensas gracias por haber podido compartir tantos lindos momentos, casi todos con mi inolvidable Padre, mi gran amigo, hincha, colaborador incondicional, promotor de que siempre yo estuviera cerca de la Liga.
Rogelio “Coco” Ramírez
Club Nacional Universitario
Mención especial en el Concurso de Historias, organizado por la Liga en el marco del festejo por los 100 años