Compartimos el artículo publicado el sábado 27 de octubre en el suplemento “Qué Pasa” de El País, donde el periodista Francisco Marques describió lo que es la actividad de la Liga Universitaria de Deportes.
Por Francisco Marques (El País de Montevideo)
La Liga Universitaria, que en unos meses empieza a celebrar su centenario, moviliza unos 10 mil jugadores todos los fines de semana. Amor a la camiseta y un espíritu universitario que a veces se olvida.
En 1914, en la sede a los estudiantes de Medicina sobre Ituizangó, un grupo de amigos se propuso crear un campeonato de fútbol entre universitarios. Uno de ellos, que estudiaba arquitectura y tenía buen oído, compuso en el piano del local las primeras notas de una marchita que haría de himno al torneo. La llamó “La cumparsita”, en homenaje al grupo, que se había hecho conocer gracias a sus comparsas. El improvisado compositor era Gerardo Mattos Rodríguez y su marchita pasaría a ser el tango más conocido del mundo.
Pero “La cumparsita” no fue la única huella que dejó el proyecto y el 3 de Mayo de ese año -con 16 equipos- nació la Liga Universitaria de Football. Así, sin castellanizar al deporte que la inspiró, empezó una tradición que continúa hasta hoy. El año que viene comienzan los festejos de su centenario.
Hoy, “La Liga”, como le dicen sus jugadores, se llama Liga Universitaria de Deportes (LUD), y si bien el fútbol continúa dominando, no tiene el monopolio. En 1990 se sumó basket y hoy abarca 13 disciplinas; el año pasado incluso se incorporó al ajedrez.
Para Julio Jakob, su presidente, si bien mucho cambió en estos casi 100 años, la esencia se mantiene. “El espíritu de la liga” es una expresión ambigua, un poco cursi, y según la página oficial está presente “en cada delegado que cede un formulario al delegado rival que lo olvidó, en cada falta en que un jugador ayuda al contrario a levantarse”. Quien jugó en la liga, por mejores recuerdos que conserve, podría dudar que la solidaridad universitaria llegue a esos extremos.
Uno de ellos es Diego Scotti, zaguero de la selección uruguaya, quien le contó a Qué Pasa su debut en la liga por 1990, jugando para La Academia. Luego pasó por Nacional Universitario, con su hermano Diego. En esa época no existían las juveniles, y con 13 años, Scotti estaba fichado “por las dudas”. Un día, en un partido contra el Club Alemán, un jugador se lesionó y como él era el único suplente, tuvo que entrar. En esa época jugaba de delantero y en la primera que tocó la mandó a guardar. La alegría del gol le duró hasta que un veterano de dos metros le dijo en términos muy académicos: “Guacho, la tocás de vuelta y te rompo todo”, sin recordar aquello del “espíritu de la liga”, pero con un argumento que a los 13 años suele ser convincente. “Salí corriendo para la punta y no quería saber más nada” dice Scotti riéndose. No es el único jugador de la selección que pasó por la liga, Sebastián Fernández jugó en las inferiores de Lawn Tennis.
Dotada de espíritu o no, hay que reconocer que la liga es una institución rara, casi un invento uruguayo. “Lo que hay acá no existe en ningún lado” dice Jakob, su presidente. En otros países, el deporte universitario está solventado por el Estado o las propias instituciones educativas. La Liga en cambio, no tiene vínculos con la Universidad de la República, y el apoyo estatal es limitado: una partida anual de 10.000 dólares del Ministerio de Deportes. Casi todo su presupuesto -unos 800 mil dólares anuales- viene de los propios afiliados. Y de sus 62 funcionarios, sólo 20 son remunerados. Y esto marca un sentido de pertenencia.
Madrugar un domingo no es fácil, menos si tenés hijos o saliste la noche anterior, de las excusas más recurrentes. Pese a ello, casi tres mil personas hacen el sacrificio, y los domingos de mañana juegan en la categoría Mayores, formada por 160 equipos que se distribuyen en diez divisionales, que van de la A a la J. El nivel de profesionalismo desciende con el alfabeto. Un número similar participa en las categorías Pre-Senior (mayores de 32 años) y las juveniles sub20, sub18 y sub16.
A quien no le costaba despertarse era a Juan Pablo Rodríguez. El ex jugador de Racing, ahora en All Boys de Argentina. Tuvo su etapa amateur por La Chacra, Defensor y Racing Universitario, y pese a ser futbolista profesional, está a cinco materias de recibirse de Ingeniero Civil. “Di un examen el año pasado, así que estoy habilitado para caer algún domingo de estos”, dice medio en broma y medio en serio. Es que según él, era “tan enfermo” que los domingos se levantaba antes, nervioso para ver si llovía. Admite que la liga tiene un ambiente especial, sobre todo en la previa y después del partido, pero adentro de la cancha “si te tienen que arrancar los ojos no lo dudan, pero es parte de cómo vemos el fútbol”, dice Rodríguez.
También integró la delegación uruguaya que en 2007 fue a las Universiadas de Bangkok. Afiliada la Federación Internacional de Deporte Universitario, la liga representa a Uruguay en el exterior desde 1976. El evento más importante es la Universiada, la Olimpiada Universitaria, que en nivel e infraestructura no tienen nada que envidiar a las originales. A las últimas en Beijing, fueron más de 7.000 atletas, y muchos estuvieron en Londres este año. Entre ellos, el nadador uruguayo Gabriel Melconian, quien representó a Uruguay en dos universiadas.
A nivel amateur, no es la federación más grande del país, ese título lo ostenta La OFI (la Organización de Fútbol del Inferior) un monstruo de 100 mil futbolistas. Pero la liga tiene una particularidad: para jugar hay que estudiar o ser egresado. El año pasado 7.203 personas “firmaron el formulario” en partidos oficiales de alguna disciplina. Si sumamos al resto de los inscriptos -más hinchas que competidores- el número ronda los 10.000.
El año pasado ingresaron más de 2.000 nuevos deportistas, pero el crecimiento no sólo es en jugadores. Además de las dos páginas que el suplemento deportivo de El País, Ovación, le dedica semanalmente y su presencia en otros medios, se suma el seguimiento en la web. Tan sólo la página oficial de la liga recibe 180 mil visitas al mes, de acuerdo a su encargado de prensa. Weekend Deportivo en Océano FM cubre la liga en radio desde 1995 y este año se estrenó Todo Liga TV, un programa que se emite por el cable de TCC. Daniel López Ramos -conductor de esos programas- dice que cuando empezaron costó conseguir auspiciantes, pero hoy las marcas ven en la liga un público rentable.
El crecimiento siempre es bienvenido, pero también obliga a realizar malabares al organizar la fecha. Sólo en la mayor, son más de 70 partidos por domingo. Algunos clubes tienen su propia cancha y otros alquilan. Al complejo oficial en el Parque Roosevelt, con cuatro canchas, se le hace imposible satisfacer la demanda.
El otro problema son los jueces. Si bien la Liga cuenta con alrededor de 120 árbitros, no es suficiente. En promedio, un árbitro de la categoría Mayores gana 1.400 pesos por partido, un incentivo insuficiente. Por estos problemas, a partir del año que viene, las últimas dos divisionales de mayores se jugarán de tarde.
Una visita a un partido de la Liga permite sospechar porque pocos quieren someterse a la tortura de ser árbitro, pero Héctor Olmos -presidente de la gremial de árbitros de La Liga- dice que las protestas son gajes del oficio, y en la liga están dentro de lo normal.
Es que por más presente que haya estado en su siglo, a veces el espíritu de la liga se toma un recreo, y las riñas llegaron a ser tan famosas como la liga misma. Jakob, el presidente, dice que la violencia hoy está más controlada, y reconoce que en su época -cuando jugaba en Familiar- él tampoco era ningún inocente. Lo dice sin orgullo, y quizás porque en su voz se adivina cierta nostalgia, rápidamente agrega “es que en mi época vos te llevabas un par de cascarazos y terminaba ahí, hoy no sabés en que puede terminar, y eso hay que frenarlo.”
En concreto, un par de incidentes en 2000 marcaron un punto de inflexión. Se separó a las hinchadas, se prohibió gente detrás de los arcos, hubo talleres con psicólogos y se endurecieron las sanciones. Jakob reconoce que las medidas no son infalibles, pero estima que los episodios se redujeron al mínimo. Pero ocurren.
Olmos coincide con la estimación. En los últimos años, el único episodio grave de agresión a un árbitro fue fuera de la cancha, cuando un hincha manifestó su disconformidad con el arbitraje saliendo atrás del juez en su auto, en una persecución que terminó en accidente. El caso fue resuelto en la Justicia, y la liga sancionó al equipo. El agresor no volvió a pisar una cancha.
El año que viene será especial para la Liga Universitaria, ya que a partir del 3 de mayo empezarán los festejos por los 100 años. Para el acto se confirmó la presencia de los cuatro últimos presidentes de la República. Uno de ellos, Tabaré Vázquez, fue presidente de la liga entre 1984 y 1987. El Correo emitirá un sello especial por los 100 años y se colocará una placa donde nació la liga. Pero el plato fuerte será a fin de año, cuando entre se realizará el Mundial de Fútbol Universitario “100 años de la LUD”, recibiendo a 16 países.
Una buena oportunidad para mostrar el espíritu universitario que fundó a la liga, y, por qué no, un poquito de aquel que le mostraron a Scotti.
Cifras
7.203
Competidores, hombres y mujeres, participaron en alguna disciplina de la LUD el año pasado.
154
Instituciones participaron en las categorías mayores. Pre-Senior y juveniles de fútbol.
2°
Fue el mejor puesto de Uruguay en una Universiada. En fútbol, alcanzó ese puesto 2 veces.
LA LIGA DE ELLAS
Tradicionalmente un espacio de hombres, la liga abrió sus puertas a a las universitarias.
En 2005 se realizó el primer campeonato de Handball femenino, y en estos 7 años se agregaron torneos de hockey, volleyball, tenis y natación. El año pasado se inauguró la versión femenina del fútbol playa y este año le tocó al futsal. Alrededor de 600 mujeres participaron en las competencias de la liga en 2011. También se abrió la escuela de árbitros. Los hinchas, agradecidos.